Recordar al empezar, persona olvidadiza y sus consecuencias
Recordar al empezar, persona olvidadiza y sus consecuencias
La memoria débil juega malas pasadas, tanto a cada persona como al conjunto de la sociedad. Cuando una persona corriente es olvidadiza sufre ella misma las consecuencias, mayores o menores, de ese defecto y en algunos casos las hará extensiva a otras personas; quizá a las más queridas, a aquellas con las que comparte su vida. En el seno de la familia se dan estos casos cuando, por ejemplo, se olvida la decepción que sufrió la esposa o uno de los hijos al no recibir un detalle, un pequeño regalo, que esperaba confiado en el cariño que realmente existe entre unos y otros. Ser olvidadizo es un producto del egoísmo. La falta de interés hacia los demás produce separación, falta de entendimiento, incapacidad de trabajar con otros y, lo que es peor, se trabaja en contra de otras personas porque se las ignora
Mucho mayor es el daño que se causa cuando la persona olvidadiza desempeña cargos de importancia en la sociedad, pues ésta es la que recibe los resultados de los olvidos, de no tener en cuenta lo que otros le han sugerido, indicado, señalado como muy importante y necesario de afrontar para encontrar solución que a todos beneficiará. Los análisis de la situación no se tienen todos en cuenta sino que se olvidan aquellos que, de alguna forma, no apoyan el parecer de la persona olvidadiza, de la persona a la que su egoísmo la incapacita para comprender, admitir y poner en práctica medidas distintas a las que a ella satisfacen y ello no es nada conveniente para el desarrollo de la sociedad con plena armonía entre todos sus componentes. A veces son pequeñas cosas, pequeños detalles de atención y comprensión.
Poco antes de terminar el año se dijo que era necesario analizar, con mente clara y corazón sereno todo lo hecho y, en base a los resultados de esos análisis, tomar las medidas necesarias para que se incremente el bien y desaparezca el mal. Poco después de escribir eso estalló uno de los aparcamientos de la Terminal 4 en el Aeropuerto de Barajas. El terrorismo volvió a dejar su trágica señal. Se había olvidado, por parte de algunos, que el terrorismo aún existía. Se había olvidado, por parte de aquellos, que el terrorismo se manifestaría cuando lo considerara oportuno en la forma que le es característica, por la ejecución de algún acto de violencia para infundir terror. Así lo ha hecho; así lo ha recordado casi al empezar el año.
Aún con ese estado de cosas creo que no se debe perder el ánimo sino trabajar todos para que, con sensatez, con claridad de ideas ajustadas a la realidad, se avance con paso firme hacia el bienestar moral y material de todos los españoles. Es esa una labor tan importante que nadie debe permitirse ser olvidadizo y, mucho menos, dejar de atender los avisos de que algo no va bien y que es necesario recomponer lo que era bueno.
Que no nos entristezca, en ningún momento, lo que se vaya haciendo a lo largo de éste año que ahora empieza. Para ello, lo mejor es recordar al empezar para evitar errar.
Manuel de la Hera Pacheco.- 1.Enero.2007
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